No se trata de una polémica nueva. Los zoológicos siempre han tenido detractores, activistas contrarios a la idea de exponer a animales salvajes a la exhibición pública condenándoles para siempre a vivir en recintos reducidos cuando lo natural es que se desarrollaran en amplios espacios abiertos. Ahora, una nueva investigación analiza, no ya la conveniencia o no de su misma existencia, sino si cumplen con las normas mínimas para el bienestar y la conservación de las especies.
La Born Free Fundation, organización internacional que trabaja por la conservación de la fauna salvaje, en colaboración con ENDCAP, una coalición de 27 organizaciones no gubernamentales y expertos en vida salvaje de 20 países europeos, han presentado el estudio ‘El estado de los zoos europeos en 2011’, que ha analizado 200 instalaciones en 21 países europeos. La conclusión es descorazonadora: los zoológicos europeos están fracasando a la hora de conseguir unos estándares mínimos para la atención de los animales, así como para adquirir el nivel necesario de compromiso con la conservación de las especies.
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