La Fundación Loro Parque ha logrado la recuperación del Loro Orejiamarillo originario de Colombia, especie que se creía extinguida, pero que gracias al proyecto financiado por Loro Parque Fundación y gestionado por la Fundación colombiana ProAves con ayuda de la ONG American Bird Conservancy (ABC) se ha logrado asegurar la supervivencia de este ave y proteger su frágil hábitat en Colombia tras contar con 1.000 especies, según ha informado la entidad --arraigada en Tenerife-- en un comunicado.
Por este motivo, la Unión Internacional de Conservación ha determinado que la situación de la especie en cuanto a la posibilidad de su extinción ha mejorado de estar "en peligro crítico" a "en peligro". El origen de este proyecto se sitúa en 1998 cuando un grupo de investigadores descubrieron en los Andes de Colombia una colonia de 81 ejemplares de loros orejiamarillos, aves que ya se creían extintas en la naturaleza.
Otro esfuerzo importante ha consistido en la campaña de recuperación de la palmera de cera, árbol nacional de Colombia que también está en peligro crítico de extinción y que ejerce de hábitat para el Loro Orejiamarillo. Dicha campaña logró exitosamente la reducción del uso de la palma de cera para la celebración religiosa del Domingo de Ramos, práctica muy arraigada en la tradición colombiana católica, gracias a que la Iglesia ha brindado todo el apoyo para sustituir estas ramas tan especiales, por las ramas de palmera común.
Por este motivo, la Unión Internacional de Conservación ha determinado que la situación de la especie en cuanto a la posibilidad de su extinción ha mejorado de estar "en peligro crítico" a "en peligro". El origen de este proyecto se sitúa en 1998 cuando un grupo de investigadores descubrieron en los Andes de Colombia una colonia de 81 ejemplares de loros orejiamarillos, aves que ya se creían extintas en la naturaleza.
Otro esfuerzo importante ha consistido en la campaña de recuperación de la palmera de cera, árbol nacional de Colombia que también está en peligro crítico de extinción y que ejerce de hábitat para el Loro Orejiamarillo. Dicha campaña logró exitosamente la reducción del uso de la palma de cera para la celebración religiosa del Domingo de Ramos, práctica muy arraigada en la tradición colombiana católica, gracias a que la Iglesia ha brindado todo el apoyo para sustituir estas ramas tan especiales, por las ramas de palmera común.
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