A mas de 20 años del accidente nuclear de Chernóbil, los efectos de la radioactividad no paran de golpear. Ahora es el turno de las aves y de su celebro encogido.
Las aves que avitan esta zona, afontan el día a día con celebros mas pequeños y llegan a perder la coordinación en el vuelo.
Las investigaciones realizadas a mediados del año 2010 en aves vecinas de Chernóbil y las mediciones practicadas en cabezas de 550 ejemplares de 48 especies diferentes de aves, así lo confirman. Entre ellas, agunas golondrinas que como consecuencia, aparentan estar excesivamente asustadas, no recuerdan la existencia del verano y en primavera pierden el rumbo de sus migraciones por obra y gracia de fallos neuronales.
La tremenda explosión de la central nuclar y la catastrófica liberación de materiales radioactivos a la atmósfera ha provocado la fata de antioxidantes celebrales y según este estudio, "a mayor concentración de partículas radioactivas, menor tamaño del celebro".
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