Un equipo de investigación de la Universidad de Harvard ha constatado que los humanos no somos los únicos con capacidad para detectar y seguir un ritmo musical. Algunas otras especies también poseen la habilidad básica para poder bailar. Se creía previamente que esa habilidad era específica de los humanos. El equipo de investigación ha comprobado, sin embargo, que sólo las especies capaces de imitar sonidos tienen potencialmente esa habilidad de seguir un ritmo. Esto indica una relación evolutiva entre las dos capacidades.
El estudio lo ha dirigido la investigadora Adena Schachner, y en él han trabajado también Marc Hauser, Irene Pepperberg, y Timothy Brady, éste último del MIT.
Schachner y sus colegas estudiaron detalladamente a Alex, un conocido loro gris africano que falleció poco después de la investigación, y a Snowball (Bola de Nieve), una cacatúa que se ha hecho famosa por su manera casi humana de bailar.
Los análisis realizados durante el estudio mostraron que los movimientos de estas aves estaban más ajustados al ritmo musical de lo que cabría esperar por el azar. El equipo encontró evidencias muy claras de que sus movimientos estaban sincronizados con el ritmo, algo que no se ha visto antes en otras especies.
Los investigadores constataron también que estos dos pájaros tenían algo más en común: una habilidad excelente para imitar los sonidos.
No mucho antes de este estudio, se presentó la teoría de que la capacidad de imitar sonidos podría relacionarse con la habilidad de moverse al son de la música. Según esa teoría, la selección natural para la imitación sonora conlleva el desarrollo de un mecanismo cerebral que también se necesita para la habilidad de seguir un ritmo musical. Esta teoría hizo una predicción muy específica: sólo animales capaces de imitar sonidos pueden seguir un ritmo.
Para poner a prueba esta predicción, Schachner necesitaba datos sobre una gran variedad de animales, y para ello utilizó una nueva fuente de información, el inmenso archivo de videos de YouTube. Schachner rastreó sistemáticamente YouTube para buscar videos de animales que danzasen al compás de la música, incluyendo animales capaces de imitación sonora, como son los loros, y animales también inteligentes pero sin dicha capacidad, como es el caso de perros y gatos.
Schachner analizó cuadro por cuadro los videos. Entre los criterios de selección que siguió para seleccionar los videos de interés científico, figuran la velocidad del animal comparada con la velocidad de la música y la concordancia de los movimientos con el ritmo. Se omitieron los videos potencialmente falsos o retocados, en los que se hubiera agregado la música después de ser filmados, o en los que el animal estuviera siguiendo señales visuales.
El punto realmente importante del estudio, tal como subraya Schachner, es que muchos animales mostraron fuertes evidencias de sincronización con la música, y todos ellos eran imitadores sonoros. La mayoría eran loros. El equipo de investigación halló 14 especies diferentes de loros en YouTube mostrando evidencias convincentes de ser capaces de seguir un ritmo musical.
Debido a que sólo los animales capaces de imitar sonidos (como los loros), parecen poseer la habilidad de seguir el compás de la música, los resultados del estudio denotan la existencia de un vínculo evolutivo entre la capacidad de imitar sonidos y la habilidad para seguir un ritmo musical.
Los resultados del estudio sugieren que algunos de los mecanismos cerebrales necesarios para bailar al estilo humano evolucionaron originalmente para permitirnos imitar sonidos.
Harvard University - Gazette online
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