La ONG riojana ha iniciado una campaña para conseguir ayuda urgente que permita rehabilitar a 523 loros de cola roja decomisados en Congo y que han sido trasladados a su Centro de Recuperación de Primates de Lwiro (CRPL).
Estos loros de cola roja llegaron al CRPL que gestiona Coopera hace unos días, tras ser decomisados en el aeropuerto congoleño de Kavumu, desde donde, según los datos que maneja esta ONG, iban a ser trasladados ilegalmente a Singapur.
Estas aves llegaron en mal estado y muchas de ellas tenían las alas atadas y plumas rotas, por lo que no pueden volar. Ya se han muerto 29 loros, cifra que puede aumentar porque hay varios en una situación "delicada".
El CRPL no reúne las condiciones adecuadas para asumir el cuidado de tantos loros, a los que alimenta; mientras que, en estos días, se ha construido un recinto para ellos en la parte exterior, con la colaboración del Centro de Ciencias Naturales y del Instituto Congolés de Conservación de la Naturaleza (ICCN).
El objetivo es conseguir la financiación necesaria para contribuir a que sobrevivan el mayor número posible de estos loros y que puedan ser devueltos a su hábitat en la selva.
La directora del CRPL, Carmen Vidal, ha comentado que Lwiro, donde Coopera tiene su base de operaciones, se encuentra a siete kilómetros de donde se produjo el decomiso de estos loros.
El CRPL no dispone de la capacidad para acoger un decomiso de esta envergadura, por lo que habilitó, al principio, su sala de biodiversidad para que los loros confiscados pudieran salir del hacinamiento de sus jaulas de transporte y disponer de unos cuantos metros cuadrados de espacio para moverse.
Carmen Vidal ha insistido en que disponer de agua y comida para tantos animales en dos horas fue "complicado", pero se logró, a lo que siguió el objetivo de mantenerlos limpios y alimentados y construir un volador externo de emergencia de 250 metros cuadrados en las arcadas del patio principal.
Web del Santuario Lwiro. Coopera
Estos loros de cola roja llegaron al CRPL que gestiona Coopera hace unos días, tras ser decomisados en el aeropuerto congoleño de Kavumu, desde donde, según los datos que maneja esta ONG, iban a ser trasladados ilegalmente a Singapur.
Estas aves llegaron en mal estado y muchas de ellas tenían las alas atadas y plumas rotas, por lo que no pueden volar. Ya se han muerto 29 loros, cifra que puede aumentar porque hay varios en una situación "delicada".
El CRPL no reúne las condiciones adecuadas para asumir el cuidado de tantos loros, a los que alimenta; mientras que, en estos días, se ha construido un recinto para ellos en la parte exterior, con la colaboración del Centro de Ciencias Naturales y del Instituto Congolés de Conservación de la Naturaleza (ICCN).
El objetivo es conseguir la financiación necesaria para contribuir a que sobrevivan el mayor número posible de estos loros y que puedan ser devueltos a su hábitat en la selva.
La directora del CRPL, Carmen Vidal, ha comentado que Lwiro, donde Coopera tiene su base de operaciones, se encuentra a siete kilómetros de donde se produjo el decomiso de estos loros.
El CRPL no dispone de la capacidad para acoger un decomiso de esta envergadura, por lo que habilitó, al principio, su sala de biodiversidad para que los loros confiscados pudieran salir del hacinamiento de sus jaulas de transporte y disponer de unos cuantos metros cuadrados de espacio para moverse.
Carmen Vidal ha insistido en que disponer de agua y comida para tantos animales en dos horas fue "complicado", pero se logró, a lo que siguió el objetivo de mantenerlos limpios y alimentados y construir un volador externo de emergencia de 250 metros cuadrados en las arcadas del patio principal.
Web del Santuario Lwiro. Coopera
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